Malena y su hijo Gabriel hojeaban juntos las páginas del catálogo de juguetes, en un ritual tan navideño como partir el turrón duro o colocar los adornos en el árbol.
“Qué asco de políticos, son todos igual de corruptos». Miguel sentenciaba la enésima conversación sobre el tema mientras todo el mundo asentía con la cabeza y miraba hacia el suelo con resignación.
– «Mamá, el padre de Laia dice que has engordado y que te quedaba mejor el pelo largo».Resulta asombrosa la rapidez con la que se puede torcer un buen día.